La percepción no es un simple registro de información, sino un proceso activo que filtra y reinterpreta lo que recibimos. Esto significa que un mismo anuncio puede ser visto de maneras diferentes según la historia y las expectativas del consumidor.
1. El cerebro interpreta, no solo ve
El cerebro selecciona aquello que concuerda con nuestras experiencias y emociones. Si el mensaje publicitario se alinea con las necesidades y creencias del público, su efecto se potencia.
2. La relevancia, clave en la memoria
Las personas prestan atención a lo que consideran relevante. Un anuncio que conecta con un problema o aspiración del consumidor se vuelve más memorable.
3. Empleo de estímulos sensoriales
Los elementos de color, sonido y forma pueden despertar recuerdos y fortalecer la experiencia publicitaria, generando un mayor impacto emocional.
4. Principios de atención y simplicidad
Nuestro cerebro guarda mejor la información concisa y repetitiva. Diseños claros y mensajes directos retienen el interés y refuerzan la recordación de la marca.
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En conclusión, entender cómo el cerebro percibe la publicidad permite crear campañas más certeras y memorables. Conectar con la audiencia de forma auténtica y coherente, a través de mensajes relevantes y estímulos sensoriales, es la base de una estrategia publicitaria exitosa.